Samuel Macenett Sarmiento no deja de soñar ni siquiera cuando abre los ojos cada mañana al levantarse en su estrecha habitación. El juego de cama con los colores del Barcelona F.C., los afiches de sus jugadores favoritos, la camiseta de la Selección Colombia que tiene por almohada son una invitación a creer que es posible cumplir los infantiles anhelos de su corazón.

Como todo niño, en su cabeza no hay espacios para el odio ni entiende la mecánica de las contradicciones de los gustos de los mayores. Eso le permite ser libre de tener al argentino Lionel Messi como su jugador favorito, pero preferir celebrar sus goles como el portugués Cristiano Ronaldo. Por eso mismo, dice ser barcelonista, pero por ello no cambia a Junior por nada. 

La importancia de la celebración de los goles llega de la mano de tener que hacerlo constantemente. Según su padre Renzo Macenett, el pequeño jugador de apenas 7 años ya ha logrado convertir la impresionante cifra de 348 goles en los diferentes torneos en lo que ha jugado.

Esto gracias a su potente pegada, la cual le salió naturalmente desde muy temprana edad, además de una técnica instintiva para manejar el balón. Al parecer, Samuel reta al refrán de la sabiduría popular: “nadie nace aprendido”.

“Desde muy pequeño él comenzó patear los balones. Los entrenadores siempre me decían que no le dejara patear balones grandes que se podía hacer daño. Pero Samuel aprendió a manejarlo solito”, explica su progenitor.

Fue en ese instante en que comenzó a soñar con ser grande, en ganar muchos trofeos. Y hasta ahora parece que va por buen camino, proclamándose con 14 trofeos de campeón en los equipos en los que ha estado y llevándose en 6 oportunidades el trofeo de máximo artillero.

“Me gusta jugar. Quiero ser como Messi y quiero jugar en el Barcelona y en la Selección”, dice Samuel con la timidez de un niño pequeño. Personalidad que cambia y se vuelve explosiva cuando está en la cancha.

Por ahora, sus padres armaron un álbum para coleccionar los recuerdos de los primeros años en las canchas de su hijo. Allí guardan las fotos con jugadores como Carlos Bacca y Radamel Falcao García, hasta las fotos de todos los equipos donde ha jugado.

Para motivar su deseo, Renzo le entrega una camiseta cada vez que rompe una marca: le dio una cuando marcó sus primeros 100 goles, cuando llegó a los 200 y cuando pasó de los 300. Ya está preparando la que le sigue.

Por lo pronto seguirá jugando en las canchas de Barranquilla, con el elenco del Stewart Sport, el cual es su actual club, agrandando su incipiente fama, que ya le valió su primer apodo: ‘El fenómeno’.